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  • Foto del escritorJulieta

Me atropellan en la avenida de Ho Chi Minh, Vietnam

En el Festival de la luna, multitud de motos y un final (in)feliz en Ho Chi Minh City.


Brrrrr brrrrr, piiiip, piiiip, piiiiiip. Luces encandeciendo la vista, los sentidos atentos para transitar las calles, radares prendidos para no ser víctima de una colisión. En Vietnam me atropellaron en el sentido de que las motos me avallasaron, me hicieron rendir. Y desisti mi deseo de cruzar al otro lado de la avenida para ver lo que había del otro lado de Ho Chi Minh.




Intentar cruzar la avenida de Ho Chi Mihn, en pleno horario pico, durante el Festival de la Luna, es como ser un tierno Pikachu tratando de combatir Charizards en un campo de batalla. Una se siente tan pequena, tan helpless, en medio de un rugir de motores y humo por los canos de escape.


Es que se necesita un cierto grado de habilidad (aprendida quizás por la fuerza), para animarse a poner un pie sobre el pavimento. Es una cuestión de coraje, de plantarse y decir acá paso yo. De forma contraria, podes pasar horas estanca, parada sobre una esquina. Cuando digo horas no estoy exagerando. Conversando con una crew en el galley, de vuelva en el avión, ella me contó que estuvo 60 minutos reloj esperando para cruzar una intersección, ya que tenia miedo de cruzar la avenida, por terror a que los vehículos la pasaran por encima.


La unica manera que tuvo mi compañera de cruzar fue gracias a la ayuda de una persona local, que como un escudo, la agarro de la mano, y la guió hacia el otro lado. Y es que los locales si saben como coexistir en este caos de motores, pedales, frenos y embragues. Yo misma vi con mis propios ojos a una mujer cruzar una avenida con miles (literalmente miles) de motos que transitaban sin cesar por medio de la avenida (y también por encima de las veredas) todas confluyendo hacia una dirección contraria, perpendicular.


Para no ser yo esa linea disonante, decidí recorrer la ciudad en una linea paralela a la dirección del trafico. Quiero decir, mi hotel es el punto cero de partida. Desde el hotel avanzo de izquierda a derecha, siguiendo el fluir del transito. Pero no me atrevo a cruzar hacia atrás o hacia adelante.





El centro de Vietnam es ecléctico, los acontecimientos en la ciudad transcurren en un tiempo vertiginoso, donde la velocidad de las motos es una postal diaria. De hecho, Jenny, mi guía turística, me contó que Vietnam tiene mas motos que habitantes. Cada vietnamita tiene una moto para diferentes ocaciones, una para el trabajo, otra para salir a pasear e impresionar a la chica y así... al igual que diferentes cascos para combinar según los outfits.


Esta fue mi segunda vez en Vietnam, todavía no pude conocer que es lo que hay en frente del hotel. Quizás la tercera sea la vencida. Y encuentre otro final. Pero, por lo pronto, estoy enamorada de las cuadras que pude conocer de la ciudad.

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Mira las stories de como me atrevi a cruzar una callecita de Ho Chi Minh, Vietnam, en mi instagram @julieta.patagonia
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